¿Quién soy yo?
Sin embargo yo creo que se puede establecer una tercera vía de comprensión: aquella que considera que el hombre tiene una naturaleza definida pero NO DEFINITIVA. Desde esta visión considero que el hombre tiene en su mano definir nuevamente con cada acción su propia naturaleza.
Está en nuestras manos desarrollar todo el potencial que tenemos en nuestro interior, pero para ello se hace necesario primeramente CONOCERLO.
La tarea de conocernos a nosotros mismos es tan antigua como la filosofía, Sócrates lo vislumbró con brillantez pero la historia de la filosofía se ha encargado de ocultarlo.
No es posible acceder a nuestro interior sin hacerse una pregunta fundamental ¿QUIÉN SOY YO?
Parece una pregunta fácil pero si la analizamos con detenimiento enseguida caemos en la cuenta de la profundidad que encierra y, sobre todo, que compromete nuestra vida entera.
No hay que tener miedo a hacerse esa pregunta porque no hay que tener miedo de nosotros mismos.
La mejor forma de preguntarnos quién soy es a solas con nosotros mismos.
No tengamos prisa de encontrar la respuesta, quizás la pregunta vendrá sola, tan solo hay que prestar oído a NUESTRO HOMBRE INTERIOR.
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